lunes, 3 de diciembre de 2012

Pero antes que nada y sobre todas las cosas


Habia una vez un sueño,
habia una vez tantas ganas,
habia una vez algo con sabor a vida,
habian ganas, deseo e ingenio,
se pudo haber derribado a la muralla china
o quitarle la toga a la estatua de la libertad,
o convencer a la chica que vivía en la esquina de mi cuadra.
A veces es mas fácil
tirar las montañas a patadas.
Pero cuando uno tiene el cascajo
de los sueños derribados por tan solo un soplo,
uno comienza a derretirse
y termina siendo un charco negro
de depresión absurda.
Pero cuando uno reacciona,
se reconstruye con costras
unidas con soldadura,
por que si fuera con simple pegamento,
uno correría el riesgo
de volverse a desbaratar mas rápido,
pero con la diferencia
de que podría morir esta vez.
Se adquiere mas fuerza y sabiduría,
tal vez las cicatrices son horribles,
pero te entregan alas por la belleza
de la inocencia perdida.
Y te sientes tan capaz
que podrías convencer a cualquiera
sobre cualquier cosa,
y esta habilidad es tan peligrosa
como tocarte hasta que empieces a preocuparte
por que te gusta demasiado.
Aaaaaa, ¡lo olvidaba!,
pero antes que nada y sobre todas las cosas,
hay que buscar al brujo, medico
o inspiración exacta que te reconstruya,
y al parecer ese remedio
es una medicina que solo encuentras entre los locos.
Una panacea tan rara
que en batalla
puedes salir lisiado y verte entero.
Pero antes que nada y sobre todas las cosas,
el efecto de ese remedio
es imperecedero e irreversible
al reactivarte de nuevo al sueño de vivir.

Por: El Vampiro de Cloaca