Tengo noches tan extrañas
en las que no puedo dormir,
escucho a eso como de las tres de la mañana
un murmullo de mujer que me llama.
Parece ser otro idioma,
pero alcanzo a oír sus intenciones.
Tengo noches tan extrañas
que las plantas de mi casa
marcan el camino con enredaderas y marañas
como para llegar a los brazos de esa dama.
Yo no tengo la voluntad
como para rechazar tan sutiles atracciones.
Y al salir se ve el polen y las telarañas
tan luminosas a la luz de la luna,
me acerco y es una bella mujer de blanco,
el pelo castaño y la manos largas.
Me acerco mas a esos labio blancos
con los pies descalzos y las intenciones desaforadas.
Llego al sitio esperando verle la cara
pero de nuevo el murmullo
me hace caer al vacío
que me regresa a la realidad,
y me doy cuenta que he vuelto a caminar dormido,
y mi abuela me dice:
¡ten cuidado, es una bruja!.
Pero lo peor, no es la vergüenza del sonambulismo
ni que se lleve mi alma a su morada,
lo que me vuelve loco
es que no se a que horas en la madrugada
se presenta su voz
al lado de mi cama.
Lo que me intriga
es que no se a que horas en la madrugada
encuentro su forma
afuera de mi casa,
como para invitarla a hacer el amor
y decirle que ya nunca se vaya.
Por; el vampiro de cloaca
miércoles, 9 de junio de 2010
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