Eso de inyectarte magia en las venas dentro de un panteón
resulta extremadamente macabro,
yo con esta hipersensibilidad
y la luna jugando a que se pueden ver cosas extrañas.
Prefiero regresar al alcohol,
ademas yo tan bien que me llevo con los muertos.
Entre todo ese silencio lapidario
creo que el único malacopa soy yo.
Gritando y bebiendo entre epitafio y epitafio
he llegado a darme cuenta
que no hay tal eternidad a como lo marca la biblia.
Y como por encanto, llego esa sensación de vomito,
ya no pude distinguir si era por tanto alcohol
o por la repulsión que causa
el comportamiento fanático,
ese que esta basado en una idea tan noble
como el amor al prójimo.
Yo creo que si hay que llegar a ser eterno
no se consigue con las recomendaciones
del párroco afeminado al que mate
a punta de golpes por decirme
que; el asesinato no me sirve de terapia para calmar los nervios
Por: el Vampiro de Cloaca
jueves, 9 de agosto de 2012
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